Flash Macro – Los 100 primeros días de Donald Trump en la Casa Blanca
Christophe Morel, Economista Jefe de Groupama AM
En la rueda de prensa que tuvo lugar el pasado miércoles 26 de abril, el Secretario de Estado del Tesoro S. Mnuchin y el director del Consejo Económico Nacional G. Cohn dieron a conocer lo que iba a ser el esquema del programa fiscal de D. Trump. Esto no es más que un “reciclaje”, sigue siendo bastante impreciso y sobre todo está en “stand-by“. De hecho, como tal, no puede ser del agrado de muchos republicanos porque los recortes de impuestos no son financiados salvo que sea por un aumento del crecimiento generando ingresos fiscales adicionales; este programa no permitiría invertir la trayectoria alcista sobre el endeudamiento público americano (ver gráficos).
Tras los 100 días de su toma de posesión, paradójicamente consideramos el status quo actual como una muy buena noticia. De hecho, el riesgo proteccionista se ha retrasado y tal vez incluso ligeramente disminuido; y la hipótesis de un plan fiscal moderado es preferible al de un plan masivo, inapropiado en esta etapa del ciclo:
– Claramente, el proteccionismo es principalmente un riesgo para el crecimiento antes de ser un riesgo para la inflación, por lo que tal orientación habría sido incompatible con el objetivo de crecimiento “a cualquier precio”. La orientación proteccionista está sujeta a las limitaciones de la economía real. Incluso en el control de la migración, D. Trump parece haber tomado partido por un enfoque pragmático con la opción de una “inmigración elegida en función de las necesidades”;
– Si una relajación presupuestaria/fiscal apoyaría el crecimiento, hay que tener en cuenta que los efectos multiplicadores sobre el crecimiento son menores en un ciclo alcista que en un ciclo bajista (habría que revisar a la baja de al menos un 25% los efectos multiplicadores). En otras palabras, consideramos que se trata de una buena noticia si el plan fiscal es finalmente moderado porque un plan más masivo impulsaría la inflación que no sostendría el crecimiento económico.
– En cuanto a la orientación de desregulación, si hay un claro cuestionamiento de los Acuerdos de París sobre el Medio Ambiente, es más bien tiempo de reflexión en el sector financiero, sabiendo que no es cuestión de volver atrás en la separación de las actividades de la banca minorista y de la banca de inversión.
Los eventos validan nuestro enfoque de no factorizar por adelantado el efecto “Trump” en el crecimiento de EE.UU.
– Desde el primer momento, hemos favorecido esta postura de no reaccionar de forma exagerada y no integrar en nuestras perspectivas de crecimiento y de ajustes monetarios medidas inciertas, y especialmente desde las múltiples limitaciones (políticas, financieras) que inevitablemente hacen las negociaciones complicadas. Desde este punto de vista, mantenemos este “tope” si bien este status quo efectivo no obstaculiza en nada nuestro escenario.
– Sin embargo, no debemos ser complacientes con el hecho de que la retórica y las incertidumbres pueden trasladarse al ámbito geopolítico y militar. Dicho de otra manera, si D. Trump está limitado en cuanto a su plan de política interna, puede tener la tentación de actuar con un plan en el exterior. Este riesgo geopolítico no debe subestimarse dado que la doctrina de política exterior de D. Trump no se conoce claramente, y es posible que se “pruebe” en algún momento, en algún lugar en el mundo.