Países emergentes: reflación sin inflación en Asia, tensiones en Brasil y en Europa central y del este
La estrategia de los bancos centrales asiáticos será diferente. En ausencia de inflación, dado que la recuperación se ve debilitada por un entorno sanitario incierto, se espera que la política monetaria siga siendo acomodaticia en la región durante un período prolongado. En algunos países, las autoridades todavía tienen margen de maniobra para una mayor flexibilidad si es necesario. Este es el caso de los países de la ASEAN.
Las fuentes inflacionistas son numerosas. La primera se refiere a la trayectoria de los precios de los productos alimentarios y agrícolas. Estos últimos, cuyo peso es alto en el índice general de precios de los EM, subieron fuertemente en el último trimestre de 2020. Turquía, Brasil y, en menor medida, India y Rusia son los más afectados (ver gráfico 2). A esto hay que añadir la inflación por exceso de creación monetaria, consecuencia de las políticas monetarias acomodaticias implementadas para enfrentar la crisis del Covid. Aquí también Turquía y países latinoamericanos como Perú y Brasil son los más afectados (ver gráfico 3).
Además, hay factores específicos que han aparecido paralelamente y han mantenido las presiones alcistas como los efectos retardados de la depreciación de las divisas sobre la inflación importada (Turquía, Brasil) o el impacto de las tensiones en el mercado laboral y por ende en los salarios (Hungría, Polonia, República Checa). Por último, en varios países (Rusia, América Latina), la crisis sanitaria y las medidas de confinamiento no han hecho más que exacerbar la escasez de oferta derivada de la subinversión de la economía y que pesa sobre los costes de producción (gráfico 4). Hay que tener en cuenta que la debilidad de la demanda interna ha aliviado la presión alcista sobre los precios en Asia, especialmente en China.
Las tensiones inflacionistas persistirán inevitablemente en los países vulnerables. Los precios mundiales de los productos alimenticios y agrícolas seguirán aumentando debido a la fuerte recuperación industrial de los países desarrollados y los países exportadores asiáticos. Hay que vigilar la evolución de los factores que mantienen las presiones sobre la inflación subyacente, especialmente en Turquía y Europa central. En este contexto, los bancos centrales de los países afectados no tienen más remedio que normalizar o incluso endurecer su política monetaria para contener el riesgo. Este ya es el caso en Turquía, donde el ciclo de subidas de los tipos de interés de referencia comenzó a finales de 2020 y se espera que continúe al menos hasta el verano. Es probable que otros países sigan su ejemplo y cambien de rumbo en 2021. En Brasil y la República Checa, los respectivos bancos centrales han señalado la posibilidad de subidas de tipos de referencia este año a pesar de una recuperación económica inconclusa. En Rusia y Hungría, la probabilidad de una mayor relajación monetaria también ha disminuido.
La estrategia de los bancos centrales asiáticos será diferente. En ausencia de inflación, dado que la recuperación se ve debilitada por un entorno sanitario incierto, se espera que la política monetaria siga siendo acomodaticia en la región durante un período prolongado. En algunos países, las autoridades todavía tienen margen de maniobra para una mayor flexibilidad si es necesario. Este es el caso de los países de la ASEAN. La excepción para la región será China. De hecho, el programa de recuperación económica ha dado paso a la prioridad de garantizar la estabilidad financiera y proseguir la transición estructural. Esto implica una política monetaria más prudente y neutral. En otras palabras, las autoridades se están embarcando una vez más en un “Stop and Go”, lo que significa que es improbable que sigan disminuyendo las tasas de reservas obligatorias de los bancos este año. Por el contrario, esperamos que las condiciones monetarias se endurezcan para controlar la trayectoria de la deuda. Sin embargo, ocasionalmente se implementarán medidas de apoyo prudentes y específicas en caso de que la actividad se desacelere bruscamente.
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